La lengua no es sólo un procedimiento de sonido fónico, sino
que es algo más. En el lenguaje oral es muy importante la relación entre los
interlocutores y cómo cada uno percibe los mensajes. En este mundo
conversacional aparecen elementos poco estudiados, como por ejemplo, las
miradas entre los intelocutores, los gestos, el silencio. Detengámonos en este último. En principio, silencio puede
ser igual a no información pero no siempre es así porque también puede llegar a
ser indicativo de muchas cosas. Se han hecho estudios de los efectos del
silencio en las diferentes culturas, pongamos algunos ejemplos de ello.
En muchas culturas el silencio, lejos de ser incómodo, es algo natural |
En la
cultura anglosajona, la gente puede mantener silencios muy breves en una
conversación porque a los cinco segundos este silencio se vuelve tan molesto
que alguien lo interrumpe. En otras culturas, en cambio, el silencio puede
mantenerse hasta que haya algo importante que decir, por ejemplo en las
culturas indígenas de América y Australia. Es a partir de estas conductas cuando se
empezó a estudiar el contexto en el habla, que es todo lo que rodea a
una conversación: emisor, receptor, lugar, tiempo, tema etc. También influye un
contexto más amplio, el contexto
cultural, que determina los valores y conceptos que comparten los interlocutores.
Para que un mensaje sea correcto, no solamente tiene que
estar bien construido gramaticalmente, sino que además se tiene que dar una
comunicación satisfactoria. Para algunos autores esta comunicación
satisfactoria debe cumplir los siguientes puntos:
Cohesión: que el mensaje esté bien construido gramaticalmente.
Coherencia: que haga referencia al mundo cultural de los interlocutores.
Intertextualidad: que las personas implicadas en el acto comunicativo compartan textos, frases, expresiones de una misma cultura, de unos determinados valores que sólo ellos conocen, ya que no se puede entablar una conversación completa en una cultura sin conocer lo que sugieren determinadas frases, palabras o expresiones.
Aceptabilidad del mensaje: que tiene que ver con el grado de aceptabilidad del receptor. En cada cultura se decide qué determinadas formas de hablar se deben aceptar o no aceptar. Ampliamos o acortamos la aceptabilidad de un mensaje en función de la relación interpersonal, por ejemplo, si creemos que el que nos habla es un delincuente, podemos decir que no lo entendemos para que se vaya, si en cambio es un turista hacemos un esfuerzo por entenderlo.
Así pues, no solo vemos la conexión de cultura y lenguaje dentro de la propia lengua: morfemas, léxico, sintaxis, sino también en un contexto extralingüístico.
Cohesión: que el mensaje esté bien construido gramaticalmente.
Coherencia: que haga referencia al mundo cultural de los interlocutores.
Intertextualidad: que las personas implicadas en el acto comunicativo compartan textos, frases, expresiones de una misma cultura, de unos determinados valores que sólo ellos conocen, ya que no se puede entablar una conversación completa en una cultura sin conocer lo que sugieren determinadas frases, palabras o expresiones.
Aceptabilidad del mensaje: que tiene que ver con el grado de aceptabilidad del receptor. En cada cultura se decide qué determinadas formas de hablar se deben aceptar o no aceptar. Ampliamos o acortamos la aceptabilidad de un mensaje en función de la relación interpersonal, por ejemplo, si creemos que el que nos habla es un delincuente, podemos decir que no lo entendemos para que se vaya, si en cambio es un turista hacemos un esfuerzo por entenderlo.
Así pues, no solo vemos la conexión de cultura y lenguaje dentro de la propia lengua: morfemas, léxico, sintaxis, sino también en un contexto extralingüístico.
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