Como decía en la primera entrada, el lenguaje
reproduce la realidad y transmite esta producción a las generaciones siguientes.
Póster de la película 1984, basada en la obra de Orwell |
A modo de ejemplo, en todas las lenguas hay marcas (morfemas)
para hablar del tiempo, en relación con esta categoría el referente de la cultura
occidental es muy distinto al de otras. Para la sociedad occidental, el tiempo
es como una especie de línea que avanza del pasado a futuro, y en esa dirección
viajamos, es una visión unidireccional. En cambio en otras culturas, la
precolombina, la tibetana, la mongol, incluso en la misma Europa antes de la
llegada del cristianismo, el tiempo es cíclico, como una rueda que se repite y
va pasando una y otra vez por las mismas experiencias. En estas culturas los
términos como progreso son difíciles de definir, porque todo da vueltas
completas y no hay grandes diferencias entre pasado, presente y futuro. Lo que
importa es el aquí y el ahora, porque dependiendo de lo que hagamos en el
presente será devuelto por la rueda cíclica de la vida. Los tiempos verbales de
estas lenguas son un elemento secundario, no suelen tener marca de tiempo, sino
otras, como por ejemplo la Marca de
validación, que tiene que ver con el grado de certeza que tiene el hablante
en relación con lo que cuenta. Lo importante no es situar una acción en el
tiempo, sino la marca de validación que indica si he visto esa acción por mí mismo o si me la han contado. Así pues, esta idea nuestra del tiempo como algo
lineal viene con el judaísmo. La Biblia enseña que hubo un origen del mundo y
habrá un fin del mundo y mientras vamos mejorando porque lo mejor será el final,
cuando aparezca el Mesías. Por ello nuestra idea del tiempo es lineal y de
progreso, valorando lo nuevo frente a lo viejo; esto es por el excesivo valor
que concedemos al futuro. En la cultura árabe que tiene una idea del tiempo
distinta, nuevo significa que no está
probado, que no es fiable.
La persistencia de la memoria, Salvador Dalí |
Así, pensamos que el tiempo es una categoría
objetiva, pero en realidad, también es cultural, hay muchas maneras de ver el
tiempo, depende de las experiencias de la realidad que sus hablantes hayan
vivido.
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