La verdad es que la publicación de estas guías
ha generado polémica, manifestando su opinión muchas personas vinculadas a
la cultura, la política y también la sociedad en general. En los medios de comunicación se ha vivido un debate apasionado con un amplio abanico de opiniones. Yo, entre las que he
leído me quedo con dos. La del filósofo Javier Goma, Director de la Fundación
Juan March: “Las reglas que regulan el lenguaje son una creación popular, …por
otra parte, no es nunca neutro en el sentido de que cuando uno utiliza una
palabra no solo se refiere a lo que ese término designa, sino a un universo de
connotaciones, de tal manera que cuando sea correcto gramatical o
sintácticamente también ellas están cargadas de ideología …y si la sociedad
entiende que esa visión del mundo que subyace a la filología es incorrecta o
degradante o injusta creo que se pueden adoptar algunas medidas para
corregirlas”. Y la escritora Laura Freixas: “El lenguaje tiene parte de culpa –
yo no hablaría de culpa, y por supuesto no se la echaría al lenguaje-, de que todo lo femenino sea visto como
parcial, marginal, particular. Para decirlo gráficamente: prefiero decir ser
humano en vez de hombre… porque si digo ‘El hombre medieval moría con
frecuencia en el campo de batalla’, nadie se pregunta de qué morían las
mujeres. Se supone que hombre abarca a ambos sexos pero, ¿acaso podemos decir:
‘El hombre medieval a menudo moría de parto’?”.
Así pues, el lenguaje está vivo, es una
creación continua, pero dicha creación está sustentada por una cultura que, en la mayoría de los casos, sólo ha
sido reflejo de un lenguaje donde el
universo masculino, andocéntrico, estaba presente, en contraposición con el
femenino. Que sirva de ejemplo la cita que hemos mencionado antes de Laura Freixas: "¿Acaso podemos decir:
El hombre medieval moría de parto? ¿ Es que sólo el hombre medieval moría?,
¿por qué la historia que estudiamos se ha preocupado una y otra vez de contarnos
que en la Edad Media el hombre moría luchando? ¿Dónde estaban
las mujeres? ¿Morían? La realidad de los hombres (lucha, poder) ¿era/es más importante que la
realidad de las mujeres para ser nombradas? ¿Tenemos acaso que entrar en el
universo masculino para que se nos reconozca?"
Si el lenguaje tiene un origen popular, es
creado por cada uno de nosotros/as, entonces es muy importante que, desde el
sitio que ocupamos, creemos, nombremos, lo que subyace en nuestra realidad,
tanto la de las mujeres como la de los hombres, sin que ninguno quiera imponer
el lenguaje simbólico de su realidad. Al
igual que en la cultura pre-indoeuropea, como nos cuenta Marijia Gimbuta, en el
que tanto lo femenino como lo masculino tenían su sitio, cada polaridad
desempeñaba sus atributos, sin calificaciones ni connotaciones. Así, no sólo habría un respeto por la realidad
de cada género y su vinculación con el lenguaje
que exprese dicha realidad, sino que nuestro lengua, nuestra cultura y
nuestro mundo sería mucho más rico de lo que es ahora.
Temas muy interesantes... Ojalá hubiéramos debatido en torno a ellos como merecen.
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